¿Qué Tipo de Manejo Garantiza un Potro Sano y Sin OCD? A nuestra maravillosa yegua, le hemos buscado un semental importante. Nos hemos asegurado que la conformación de ambos animales se complemente, hemos tenido especial cuidado con los orígenes, exigiendo un buen carácter y un rendimiento deportivo de primera. Además nos hemos asegurado que el feto y posteriormente el potro hayan recibido todos los cuidados correctos, y escogimos un jinete experimentado, capaz de poder aportar el entrenamiento idóneo.
Hemos hecho bien todos nuestros deberes, y aún así, el caballo sufre cojeras misteriosas.
¿Será mala suerte, un problema de entrenamiento o quizá un problema relacionado con su crecimiento?
Sabemos que los problemas de crecimiento, denominados EOD (Enfermedades Ortopédicas del Desarrollo) pueden surgir y resolverse sin crear grandes problemas o pueden llegar a perjudicar el rendimiento deportivo del caballo. Es aceptado que siempre vamos a tener un cierto porcentaje de nuestros potros con alguna enfermedad de crecimiento. Esta alteración del proceso natural de crecimiento del cartílago y del hueso engloba varias enfermedades, como la fisitis, osteocondrosis dissecans (OCD), quistes subcondriales, displasia fiseal, deformaciones angulares y flexurales y malformación vertebral cervical (Síndrome de Wobbler).
Dado que afortunadamente, se está produciendo en España una tendencia hacia la comercialización profesionalizada del caballo, se está prestando más atención a como producimos, y se están teniendo en cuenta estudios científicos para entender como podemos mejorar esta producción.
Sabemos que el problema de EOD puede surgir derivado de varios factores o una combinación de ellos. La genética, la nutrición y el manejo de la madre y el potro tienen un
papel importante. Ahora bien, ¿Cómo podemos saber en concreto, si un potro ha tenido EOD por su genética, o bien por su manejo o bien por su nutrición en particular? Dado la importancia del sector y el interés en general, ya se esta viendo cada vez mas estudios en España para ayudarnos entender mejor las causas de esta enfermedad.
Si en los estudios comenzásemos a chequear a los caballos en busca de cada una de las distintas enfermedades de desarrollo, terminaríamos haciendo cientos de pruebas y radiografías a cada potro incluido en el estudio. Así pues, por el momento, la mayoría de los estudios están utilizando las pautas de diagnóstico marcadas por la Universidad de Córdoba para diagnosticar OCD. (Para más información pueden consultar su web: http://www.uco.es/empresa/hcv/osteocondrosis.php)
Se escuchan muchas recomendaciones hoy en día que nos aconsejan, por supuesto, que tenemos que criar con animales libres de OCD en su genética. Y es cierto, que la selección de los animales para la cría se tiene que hacer con esmero. Pero si tenemos un semental con una calidad de movimientos olímpica, con un carácter sensacional, y con una conformación que le permitiría llegar lejos en el mundo de la competición.- ¿Deberíamos no criar con él, si tiene OCD?
Hay varios ejemplos en el mundo que nos indican claramente, que aunque es importantísimo cuidar la selección de los caballos con el fin de mantener todas las características necesarias para la competición, hay que tolerar un cierto nivel de OCD. De hecho, un estudio hecho por Joe Pagan de Kentucky Equine Research nos dice que un 10% de OCD es considerado normal en las yeguadas de Kentucky (Pagan et al. 1996).
En un estudio realizado por el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Córdoba, UCM (Varela et. al 2006). Se hizo un seguimiento de los potros de varios sementales criados en distintas ganaderías. En un caso específico, se observó que uno de los sementales tuvo potros en una ganadería con un 0% de OCD en su descendencia y también tuvo potros en otra ganadería con más de un 25% de OCD en su descendencia. Por lo tanto la pregunta surgió de inmediato: ¿Qué estaría haciendo la primera ganadería para que no tuviesen OCD? y ¿Qué estaría haciendo la segunda ganadería para tener tanta OCD?
Obviamente de la respuesta a esta pregunta no se puede obtener una conclusión científicamente contrastada, dada la singularidad del caso. Pues bien, con el objeto de responder a esta pregunta de una manera científica y con datos estadísticos de peso, se ha iniciado otro estudio en España que está intentando definir cuáles son las pautas de manejo que reducen el riesgo de OCD. La idea sería llegar a poder decir claramente a los ganaderos una serie de manejos que estén aceptados como “mejor practica” y desaconsejar otro tipo de manejos que claramente aumenten el riesgo de padecer OCD y otras enfermedades de desarrollo.
Este estudio ya lleva elaborándose varios años y ahora se está empezando a hacer un análisis estadístico inicial para ver las tendencias de las yeguadas incluidas en él. El estudio consiste en presentarse en cada yeguada seleccionada y calcular las curvas de crecimiento de los potros, elaborar fichas con las contestaciones a una serie de preguntas sobre el manejo y nutrición en la yeguada y hacer radiografías a los potros para determinar el porcentaje de OCD en cada finca.
Entonces, en las fincas con los porcentajes de OCD más bajos, se hace un análisis estadístico, con objeto de determinar cuáles son las pautas de manejo y nutrición que tienen en común. Durante 2006, 2007 y 2008 se realizó el mencionado trabajo en más de 15 fincas y se hicieron más de 1.500 mediciones en mas de 300 potros. Los potros se midieron desde el primer mes de nacimiento hasta aproximadamente 24 meses de edad con una periodicidad de entre 4 a 6 semanas.
Quizá es todavía algo precipitado empezar a hacer sugerencias específicas para las yeguadas españolas, según los resultados iniciales del análisis de este estudio, pero hay ciertas conclusiones provisionales, que coinciden con otros estudios similares hechos fuera de España. Estos estudios, que aunque hayan sido realizados con otras razas, otras costumbres de manejo, otro entorno ambiental y en otras praderas, nos animan a publicar algunas de las conclusiones que se van vislumbrando en este estudio, todo esto, claro están, siendo sumamente conservadores, ya que el estudio no está finalizado.
Pues bien, si mencionamos únicamente de entre las pautas de manejo que nos sugieren estos estudios, las que ya son ampliamente aceptadas por los mejores profesionales de la
cría y sugeridas por los laboratorios de investigación equina en Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Holanda y Nueva Zelanda (NRC 1997), deberíamos insistir en la recomendación de llevar a cabo las siguientes acciones en las ganaderías de España con el fin de reducir la parte del porcentaje de OCD que se produce a raíz del manejo que reciben los potros:
1. Aumente los nutrientes de la yegua
El crecimiento del potro comienza en el vientre de la yegua. Si la yegua empieza su gestación con un peso correcto, debe ganar aproximadamente un 10% a 15% de su peso corporal durante su embarazo.
Cuando la yegua entra en el quinto mes de gestación, hay que ayudar al desarrollo de la placenta y los tejidos del útero y se empieza ya a acelerar el desarrollo del potro. En el décimo mes de gestación el potro almacena en su hígado ciertos micro-minerales, como cobre, zinc y manganeso, que necesitará después de su nacimiento para asegurar su integridad ósea. Estos minerales no se absorban por la leche materna. El potro no los recibe si no los ha absorbido a través de la placenta. Así pues, a la yegua, a partir del quinto mes de gestación, hay que aumentar entonces el nivel proteínico, la energía y las vitaminas y minerales.
El forraje y pasto, aunque incluya alfalfa, no es suficiente para mantener el peso y el aporte nutricional necesario de la yegua más el desarrollo del feto al mismo tiempo. Así que, no basta con que la yegua esté en un peso adecuado, hay que asegurar que reciba el nivel proteínico y vitamínico apropiado y equilibrado.
2. ¡Cuidado con lo que picotea el potro!
La madre enseña al potro a comer. Hay estudios que han demostrado que el potro come siempre mejor de lo mismo que come la madre. El potro empieza a picotear normalmente a partir de las 2 semanas de edad y absorbe relativamente pocos nutrientes por falta de flora intestinal (está aprendiendo un hábito más que absorbiendo nutrientes), pero si picotea mucho y empieza a engordar demasiado, puede llegar a causar sus propios problemas de crecimiento. Si el potro llega a un estado de carnes de nivel 6, hay que actuar. En este caso,
hay que cambiar la nutrición (reduciendo el aporte calórico y de almidón pero manteniendo los nutrientes adecuados) de la yegua para que el potro pueda picotear sin perjudicar su crecimiento. ¡Si vemos un potro gordito, hay que preocuparse!
3. Observe al potro y actúe en caso de problemas
Hay que observar a los potros para ver si están desarrollándose correctamente y si sospechamos de problemas de crecimiento hay que llamar al veterinario y al nutricionista. Si notamos que el potro tiene un aplomo incorrecto o desigual, si observamos variaciones en el desarrollo, liquido acumulado en la babilla o calor en las placas de crecimiento de las rodillas, no hay que esperar, es necesario actuar diligentemente con un cambio de “dieta y manejo” en conjunto con el tratamiento veterinario adecuado. Cuanto antes actúe, mayores posibilidades daremos al potro de que una variación en crecimiento no afecte a su rendimiento deportivo a largo plazo.
4. Reduzca el estrés del destete
El destete se puede llevar a cabo cuando el potro tiene unos 5-6 meses de edad. A partir del tercer mes, la leche de la yegua se empieza a reducir, y da comienzo un destete espontáneo natural. Para preparar al potro para un destete completo, durante las últimas dos-tres semanas que pasan con las madres, hay que aumentar la ración de pienso del potro y asegurar que bebe suficiente agua. También se debe reducir la ración de pienso de la madre para que produzca menos leche. Cuando ya no toma leche, un potro debe tomar por lo menos 1,5% de su peso en forraje o forraje ad-libitum y no más de 1% de su peso en pienso.
El destete es uno de los momentos más estresantes en la vida del potro. Está comprobado que surgen problemas de crecimiento y vicios de comportamiento más a menudo si el destete se hace de manera brusca. Si el potro está muy afectado por la separación, puede que deje de comer de manera repentina y que luego coma mucho de golpe.
Para reducir el estrés del destete, los potros tienen que comer y beber por si solos. Se puede utilizar un comedero selectivo (una tolva) para potros, instalada en el prado donde las yeguas normalmente pasan el tiempo, para que puedan picotear los potros durante el tiempo
que estén sueltos. Es muy importante vigilar que ningún potro se quede sin comer porque otro potro sea más agresivo. También es importante que el potro líder no se empache de pienso. Hay que poner cantidades pequeñas de pienso a su alcance y después limpiar el comedero con agua y jabón para asegurar que no atraiga insectos y que no se pudra la melaza del pienso por el calor. Más tarde, por la noche, se puede proporcionar otra ración pequeña de pienso que puede comer el potro junto con su madre.
El procedimiento del destete es muy importante para prevenir estrés. Es mejor que los potros se queden en el mismo prado y se quiten a las madres una a una, dejando una yegua seca como “nanny” para el grupo. De esta forma, saben donde está el agua y forraje y mantienen su grupo social. El adulto del grupo mantiene el orden y enseña modales a los potros. Hay que elegir a la “nanny” con cuidado. Tiene que ser una yegua paciente que no haga daño a los potros por mal genio.
5. Asegúrese que el potro reciba los nutrientes adecuados sin engordarlo demasiado
El potro al nacer tiene un 10% de su peso de adulto y 60% de su altura. Cuando tiene 6 meses de edad ya debe estar al 50% de su peso de adulto y al 80% de su altura. La velocidad de crecimiento hace que la dieta sea primordial para garantizar un desarrollo correcto.
Está probado que el porcentaje de proteínas en la dieta no causa problemas de OCD, pero sí las dietas altas en almidón, por lo tanto, hay que asegurar que el pienso que proporcionamos al potro tenga el nivel de proteínas, vitaminas y minerales adecuado pero que no contenga altos niveles de almidón.
¿Qué pasa con el almidón? Cuando un potro ingiere una fuente de almidón, causa un aumento en su nivel de glucosa en sangre; para pasar la glucosa a los tejidos, el cuerpo del potro emite insulina; pero el papel primordial de la insulina en el cuerpo, no es eliminar la glucosa de la sangre, sino que la insulina funciona como una hormona que, entre otras funciones, controla el desarrollo óseo.
Así que, los seres humanos, sin que nos demos cuenta, por las dietas y manejo que proporcionamos a los potros, llegamos a perjudicar los niveles hormonales de los potros y afectamos a una serie funciones corporales directamente relacionadas con el desarrollo.
¿Cuáles son las fuentes más comunes de almidón? - Los cereales como la avena, la cebada, el maíz y la alfalfa. Es por lo tanto posible, que durante las épocas de crecimiento más punteras, o si tenemos animales propensos a tener problemas de crecimiento por otras causas, deberíamos utilizar piensos específicos para potros, ya que entre otras cosas, estos suelen ser bajos en almidón.
En general, podemos aceptar como verdad lo siguiente:
Un potro necesita un nivel de energía bajo, con fuentes energéticas bajas en almidón. El nivel proteico debe ser bastante alto y con un perfil completo de amino acidos, especialmente la lisina. Si empezamos con un buen forraje y añadimos los porcentajes correctos de proteínas, vitaminas y minerales, tendremos una dieta idónea para el desarrollo del potro.
6. Permita al potro moverse a sus anchas y estar expuesto a la luz
Hay numerosos estudios que demuestran que el potro suelto en el prado con su madre y sus compañeros tiene mejor densidad ósea y contenido mineral en sus huesos que el potro que vive en el box. El sol permite al organismo del potro producir vitamina D, un elemento clave para el correcto desarrollo.
Los huesos tienen que trabajar para estar fuertes.
Queremos producir caballos sanos y capaces de aguantar toda una vida de trabajo.
“¿Se nace o se hace?”… Es la pregunta eterna.- Y la contestación: “Una mezcla de ambas cosas”.
Sabemos que van a surgir casos de OCD, y que el OCD no siempre perjudica al rendimiento deportivo del caballo que lo tiene. Pero también está claro, que si podemos reducir los casos de OCD a base de un manejo correcto, esto será muy positivo para nuestra yeguada. Con los estudios que actualmente se están llevando a cabo en España, y comparando las practicas entre nuestras propias yeguadas y en nuestro propio entorno, podremos disponer pronto de una información mucho más fiable y contrastada que la actual, con la cual podremos enfocar nuestros esfuerzos en la dirección apropiada y podremos tener muy claro cual es el mejor camino que está en nuestras manos para prevenir el OCD y tener mejores potros.
Escrito por Coby Bolger – Horse1 – Centro de Nutrición Equina www.Horse1.es
Mayo 2009 Ecuestre
Las pautas de manejo para prevenir OCD
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