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Soluciones Nutricionales a Problemas Musculares

Soluciones nutricionales para problemas musculares (I)

El afán por buscar los mejores cuidados para nuestros caballos puede llegar a ser contraproducente si no entendemos cuál es el diagnóstico exacto de una lesión muscular ni qué manejo y dieta ha de seguir el ejemplar durante su proceso de recuperación. Y es que no es lo mismo sufrir una rotura de ligamentos que padecer la Enfermedad del Lunes o los síntomas típicos de la vejez. Cada “dolencia muscular” tiene su solución nutricional. Veámoslas.

Son muchos los jinetes dispuestos a cuidar de sus caballos con esmero, queriendo proporcionarles todas las atenciones necesarias para que éstos se recuperen totalmente de sus patologías. Sin embargo, para hacerlo correctamente, es necesario que estos mismos jinetes dispongan de unos conocimientos básicos sobre las enfermedades más comunes del caballo para que, así, puedan tener una ligera idea de cómo actuar en cada situación. De esta manera podrán convenir rápidamente con su veterinario acerca de las diferentes opciones de pruebas diagnósticas y tratamientos a seguir, llegando, cuando sea posible, a la total recuperación de su caballo cuanto antes.

Hasta aquí, la teoría. En la práctica, sin embargo, muchas veces he oído comentarios como: “mi caballo tiene un problema muscular”. Y punto. ¿Pero qué quiere decir esto exactamente? Cuando hablamos de “problemas musculares” hay varios campos a los que nos podemos estar refiriendo. Con “un problema muscular” puede que estemos indicando que hemos irritado o incluso roto alguna fibra en un tendón o ligamento del caballo, o incluso todo el tendón en sí. Estas lesiones son comunes en los caballos de deporte. Pero también podemos referirnos a la “Enfermedad de los Lunes”, que también se puede llamar Miocitis, Rabdomiolisis, PSSM o RER. Y las causas y el tratamiento de esta enfermedad son totalmente diferentes a los de una lesión de tendón.

Con “un problema muscular” también puede que estemos describiendo los dolores típicos de un caballo ya algo mayor. Notamos que el tranco es algo más corto cuando sale de su box por las mañanas, se bota algo menos de lo habitual, experimenta algo de dolor si apretamos la cincha repentinamente, podemos sentir alguna que otra inflamación o sensibilidad de vez en cuando, y además, puede que haya algo de artritis. Al igual que nos ocurre a nosotros cuando pasamos la barrera de los 40 años, a los ejemplares de cierta edad también les cuesta más arrancar, aunque no les pase nada serio.

Estas tres opciones referidas simplemente como “un problema muscular” implican, sin embargo, tratamientos veterinarios y cuidados nutricionales muy específicos, además de tener pronósticos de recuperación completamente distintos. De ahí que sea tan importante prestar atención a nuestro veterinario y entender bien cuál es el diagnóstico que nos da ante una dolencia de este tipo, para no unificarlas todas en el mismo saco de “mi caballo tiene un problema muscular”.

Lesión de tendón o ligamento. Sin duda, que el veterinario diagnostique un problema de este tipo es una mala noticia. Recuperar o no a un caballo con esta dolencia dependerá de la importancia de la lesión, del tratamiento veterinario que reciba, de la disciplina que se quiera volver a practicar, de la seriedad del jinete durante el proceso de recuperación y, desde luego, también de la suerte.

Una lesión de tendón o músculo puede ser causada por sobrecarga, exceso de trabajo o trabajo incorrecto, por una caída o resbalón, por abuso de velocidad, un mal paso, mal terreno, una venda puesta incorrectamente con puntos de presión, etcétera. En definitiva: el origen de la lesión suele ser algún traumatismo o sobre extensión.

El veterinario será quién nos indicará el tratamiento a seguir, que normalmente incluirá la toma de anti-inflamatorios, la aplicación de frío local, un periodo de descanso, infiltraciones de algún tipo, rehabilitación con onda corta, etcétera.

En cuanto al manejo en la cuadra, hay que entender, en primer lugar, que nuestro caballo va estar parado durante bastante tiempo. La recuperación de un tendón puede conllevar muchos meses. Así que tendremos un riesgo más elevado de padecer cólicos o un enfosamiento durante la recuperación. Por ello, tendremos que proporcionarle una dieta basada en heno para tenerlo entretenido el máximo tiempo posible. Si podemos ponerle una redecilla de heno con agujeros pequeños para ralentizar todavía más la ingesta, mejor que mejor (hay que asegurarse de que la redecilla esté atada de tal manera que el caballo no pueda quedarse enganchado). También es importante añadir suficientes nutrientes para permitir una regeneración de los tejidos, pero siempre a base de productos altos en fibra para evitar trastornos digestivos.

Nuestro veterinario normalmente nos mandará acompañar su tratamiento con frío. Se puede enfriar el tendón con duchas o vendas de hielo durante 30 minutos, varias veces al día. El caballo normalmente se quedará en su box durante la fase aguda de calor e inflamación, y luego empezará a trabajar con paseos cortos en mano para fortalecer el tendón poco a poco. Nuestro veterinario nos guiará en los pasos a seguir.

Cuando el caballo presente suficiente mejoría en el tendón, es posible que el veterinario recomiende mandarlo al prado durante seis meses para permitir la regeneración de los tejidos. Si lo hacemos así, no podremos soltarlo directamente: tendremos que acostumbrar primero a su sistema digestivo a la hierba. Los cambios repentinos en la dieta pueden aumentar el riesgo de cólico.

Otros veterinarios, en cambio, prefieren una vuelta más controlada al trabajo, montándolo, para evitar sobrecargas. Esto dependerá también del carácter del caballo. Hay ejemplares que son incluso realmente peligrosos para pasear de la mano, especialmente cuando han estado encerrados durante un mes recuperándose de una lesión.

El acompañamiento nutricional durante la fase de entrada en trabajo deberá seguir siendo a base de fibras. Se puede también barajar la posibilidad de añadir a la dieta un calmante natural a base de hierbas, magnesio y triptófano para reducir el nivel de nervios durante esta fase. Pues bajo ningún concepto queremos que el caballo haga daño al que lo tiene que pasear ni a sí mismo.

Sufrir lesiones secundarias durante el proceso de recuperación es algo bastante común. Un problema serio de tendón puede tardar hasta un año o más en recuperarse. Hay que tener claro que una lesión de tendón es un problema muy serio que necesitará del seguimiento del veterinario y que puede solucionarse sin permitir que el caballo vuelva al mismo nivel de trabajo o competición. La clave del éxito será tener mucha paciencia y manejar al caballo con muchísima fibra durante su recuperación.

Texto I Coby Bolger – Horse 1 Centro de Nutrición Equina – www.horse1.es

LESIÓN DE TENDONES Y DIETA

El caballo que presenta una lesión de tendón va a estar mucho tiempo parado en la cuadra. Dicha inactividad aumentará el riesgo de padecer un cólico, de ahí que la dieta deba basarse, pues, en suministrarle heno y suficientes nutrientes para permitir una regeneración de los tejidos, pero siempre a base de productos altos en fibra.

Durante la fase de entrada en trabajo, las fibras seguirán siendo la base de su alimentación. Podemos añadir algún calmante natural a base de hierbas, magnesio y triptófano para reducir el nivel de nervios durante este periodo.

Soluciones nutricionales para problemas musculares (II)

El mes pasado descubrimos la importancia de un manejo nutricional adecuado para superar una lesión de ligamentos. En este artículo, repasamos los cuidados a seguir en caso de que nuestro caballo padezca la Enfermedad del Lunes o los síntomas típicos de la vejez.

La Enfermedad de los Lunes. No es de extrañar que no entendamos qué les pasa a nuestros caballos cuando sufren esta enfermedad. La ciencia ha dudado durante años sobre sus causas. La confusión está servida cuando observamos los muchos nombres que se le han dado a esta dolencia: Miocitis, Rabdomiolisis Recurrente por Esfuerzo, Azoturia, Miopatía de Almacenamiento de Polisacáridos (PSSM) y más. ¿Cuál es la razón de que esta enfermedad tenga tantos nombres? Pues que cada vez que la ciencia ha pensado que entendía cuál era su origen, le aplicaba un nombre relacionado con la nueva causa descubierta.

Pero la ciencia va avanzando y ahora tenemos mucha más información. El responsable del caballo debe tener clarísimo que esta enfermedad requiere un manejo nutricional muy específico y a largo plazo.

Los síntomas de que nuestro caballo tiene la Enfermedad de los Lunes van desde una rigidez media a una incapacidad completa de movimiento. Con esta enfermedad, el caballo no quiere moverse y se nota dolor muscular -especialmente por el dorso y la grupa-, el color de la orina puede ser oscuro y puede que sude profusamente; el músculo afectado se volverá rígido, hinchado y doloroso al tacto.

Esta situación es sería y hay que llamar urgentemente a nuestro veterinario.

Sabemos que esta enfermedad es compleja, y es que en realidad son dos enfermedades diferentes a las que solemos englobar con la misma denominación. La susceptibilidad a la condición crónica es, a veces, genéticamente hereditaria y existen dos subtipos. El primero es Rabdomiolisis Recurrente por Esfuerzo (RER), que es un defecto en la contracción muscular común en los PSI. El segundo subtipo es la Miopatía de Almacenamiento de Polisacáridos (PSSM), que es completamente diferente de la RER y supone una excesiva acumulación de hidratos de carbono en las fibras musculares. El diagnóstico se confirma con una biopsia muscular.

Las dos enfermedades tienen los mismos síntomas. Será nuestro veterinario quien nos podrá confirmar el diagnóstico y decirnos de cuál de ellas se trata. Ahora bien, en la parte que nos toca, es decir, cuando analicemos cómo tenemos que manejar a nuestro caballo, que conste que nos dará igual de cuál de las dos se trate, pues, por suerte, el manejo será el mismo en ambos casos.

Existen diferentes causas que provocan la aparición de episodios de esta enfermedad. Una crisis se puede desencadenar si hay un desequilibrio nutricional como, por ejemplo, una deshidratación, si se alimenta antes de la realización del trabajo, si se realiza ejercicio de forma que exceda la capacidad física del caballo o si sucede una disrupción del balance de electrolitos. También puede sobrevenir una crisis cuando ha habido una reducción en la proporción de forraje con respecto al pienso. Otras enfermedades con signos clínicos o subclínicos pueden también predisponer a un caballo a tener un ataque esporádico.

Los alimentos de un caballo que padece la Enfermedad de los Lunes son importantísimos. El caballo no debe recibir ni cereales ni otras fuentes de almidón. Hay que basar su dieta en el aceite y la fibra. Se deben mantener los niveles de electrolitos cuidadosamente equilibrados y, además, se deben aumentar los niveles de vitamina E y otros antioxidantes. Un manejo cuidadoso de la dieta en combinación con un tratamiento veterinario con análisis de sangre incluidos pueden reducir los riesgos de un ataque.

¿Y para el caballo mayor? Los dolores y molestias típicas de la edad que presenta un caballo mayor necesitan un cuidado específico. El caballo no está enfermo, pero tiene un poco de todo. Nuestro veterinario ya nos dice que nuestro caballo “no está cojo”, sino que “es un cojo”. Pero estos caballos valen su peso en oro por sus conocimientos y experiencia. Hay que mimarlos, tenerlos entre algodones y alargar su carrera deportiva lo máximo posible.

A menudo, se resuelven casos leves asegurando que el caballo no pase frio. Se nota que el caballo se siente mejor después de que haya paseado un rato. No conviene dejarle muchos días libres ni debe bajar mucho de forma, pues le costará más volver al trabajo después de descansos largos.

Quizás le sienten bien las vendas de descanso, o tener un box de mayor tamaño, o dejarle salir a un cercado para que tenga más movilidad. También se nota mucha mejoría con tratamientos de masajes, imanes, árnica, etcétera. Posiblemente nuestro veterinario nos podrá recomendar alguna “ayudita” si el ejemplar lleva una temporada muy incómoda.

Nutricionalmente, el caballo mayor necesita alimentos más digestibles. Se empieza a notar ya el desgaste de sus dientes y sus encimas digestivas son menos eficaces. Hay que darle mejor forraje, un nivel mayor de energía y asegurarse que recibe buenas fuentes nutricionales. Puede que no absorba los nutrientes totalmente. Y además, corre mayor riesgo de desencadenar un episodio de cólico.

En el caso del caballo mayor, un incremento en el consumo de suplementos y protectores articulares no estará de más. Y es que, efectivamente, aquí todo vale para mantenerlo en forma.

Texto I Coby Bolger – Horse 1 Centro de Nutrición Equina – www.horse1.es

ALIMENTACION ADAPTADA

Los alimentos que recibe un caballo aquejado de la Enfermedad de los Lunes son importantísimos. Para empezar, quedan totalmente prohibidos los cereales ni otras fuentes de almidón. El aceite y la fibra serán la base de la dieta. Se deben mantener los niveles de electrolitos cuidadosamente equilibrados y, además, se deben aumentar los niveles de vitamina E y otros antioxidantes.

En cuanto al caballo mayor, cuidados paliativos aparte (calor, ejercicio moderado, masajes en las zonas más dañadas y tratamientos con árnica, por ejemplo), éste debe basar su dieta en alimentos más digeribles (sus dientes ya no son los que eran). Los sumplementos y los condroprotectores articulares no estarán de más en esta fase de su vida.

Author: Coby BolgerWebsite: http://www.linkedin.com/pub/coby-bolger/1b/871/883Email: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Directora General Horse1 S.L.
About
Coby es nutricionista equina y jinete internacional de Concurso Completo de Equitación habiendo participado en numerosos concursos internacionales en toda Europa. Actualmente trabaja en la investigación y mejora de la nutrición equina e imparte clinics y clases sobre nutrición y entrenamiento.