Alimentación para el caballo de edad avanzada
Texto: Coby Bolger -Horse1 Centro de Nutrición Equina / Dr. Kathleeen Crandell – Kentucky Equine Research
Hace cien años, cuando los caballos se usaban como medio de transporte y mano de obra para el campo y la granja, muy pocos ejemplares llegaban a vivir hasta los años dorados. Se consideraba que un équido estaba en su plenitud cuando contaba entre 5 y 10 años de edad; así, cualquier individuo mayor era calificado como un caballo viejo. En consecuencia, un ejemplar que hubiera comenzado a trabajar tardíamente sin tener que sufrir sobreesfuerzos y gozando de unos buenos cuidados y una buena nutrición pudiendo alcanzar la edad de 25 o 30 años se percibía como un caballo “muy viejo”.
Actualmente, aunque la esperanza de vida natural de este animal sigue siendo la misma, lo cierto es que los caballos viven más años y son muchos los que superan las 25 primaveras (o incluso más). En los Estados Unidos, por ejemplo, se estima que el 17% de la cabaña equina supera los 20 años de edad. Lo que se consideraba como un viejo caballo cien años atrás es, hoy en día, un sujeto que justamente está en su plenitud física y mental. De hecho, muchos de los individuos destinados a la competición hacen sus pinitos justamente al cumplir los 10 años.
¿Qué es lo que ha tenido que ocurrir para que se dé esta nueva situación? Para empezar, el trabajo que desempeñan los caballos en nuestros días difiere muchísimo del que asumían sus antepasados un siglo atrás. Los équidos se destinan básicamente al ocio o a la competición, actividades que permiten a su cuerpo un periodo de recuperación tras el esfuerzo. Además, los conocimientos sobre nutrición equina han evolucionado mucho. La mayoría de los nutrientes que requieren los animales domésticos se han descubierto a lo largo de los últimos 75 años y se suministran mediante piensos y complementos alimenticios comercializados en el mercado. Por último, la desparasitación y los controles veterinarios también han progresado en gran manera. En consecuencia, ¿cuándo hay que considerar que un caballo es viejo? Aunque dependerá de cada individuo, por lo general, se suele decir que los équidos entran en la edad dorada a partir de los 18-20 años. Debido a los cambios fisiológicos que, normalmente, se asocian con este periodo del ciclo de la vida, los sujetos más viejos deben recibir cuidados veterinarios, alimenticios y medioambientales especiales.
Los cambios propios de la edad
Existen cuatro factores que provocan que los caballos viejos pierdan la capacidad de mantenerse sanos y en buenas condiciones: disminución de la absorción de los nutrientes, aparición de problemas dentales, percepción de estrés en el entorno y en la manada y enfermedades.
Disminución de la absorción de nutrientes
Gracias a los programas de desparasitación, los caballos viejos tienen más posibilidades de vivir durante más tiempo. Las lombrices intestinales pueden dañar crónicamente la mucosa de los intestinos abriendo cicatrices que complican la absorción de los nutrientes. Además, la presencia de estos parásitos también provoca una disminución de dicha absorción puesto que para sobrevivir éstas también aprovechan el alimento ingerido por el équido.
Así, el programa de desparasitación para los caballos viejos debe ser vigoroso y realizarse con regularidad siendo una parte muy importante de los cuidados que debe dispensárseles.
Por otro lado, es normal que con la edad decrezca la efectividad de las paredes intestinales dificultando el paso de los nutrientes a través de la mucosa para llegar al torrente sanguíneo. Se ha documentado que la absorción de fósforo, vitaminas y proteínas decae con la vejez. La producción de encimas necesarias para la fermentación puede decrecer permitiendo que demasiado almidón llegue hasta el intestino. La fermentación microbiana del almidón provoca que el intestino se vuelva más ácido, incrementándose el peligro de sufrir laminitis o cólicos. Otro factor que afecta a la disponibilidad de los nutrientes es el tamaño que alcanza el bolo alimenticio cuando llega al tracto intestinal. Si no está suficientemente masticado, éste tiene un tamaño excesivamente grande para las encimas y microbios que deben digerirlo. El resultado es que aumenta la cantidad de comida que pasa por el tracto digestivo sin ser correctamente digerida. La pérdida de eficiencia del tracto digestivo con la edad no puede evitarse, sin embargo, sí es posible realizar unos ajustes en la dieta. Ofrecer una mayor cantidad del nutriente en formas fácilmente absorbibles y en pequeñas partículas es una forma de mejorar la digestión y, por consiguiente, la salud del équido.
La digestión de proteínas es un problema particular del caballo viejo, en especial en aquellos con daños por parasitismo en el tracto digestivo. La pérdida de tejido muscular es un hecho común en la vejez. Si el cuerpo no recibe suficientes aportes de proteínas con la dieta, se resentirá y comenzará a extraer proteínas de su propio tejido muscular para poder atender sus funciones más importantes. Con esta habilidad para absorber proteínas en el tracto digestivo decrecida, la dieta ofrecida al caballo viejo debería ser más rica en proteínas que la que se da a un caballo joven, aproximadamente un 14% de proteínas.
Igualmente, no todas las fuentes de proteínas están creadas del mismo modo, por ello, tener en cuenta la calidad de cada proteína es importante. La soja es un excelente alimento para los ejemplares de edad avanzada por su alta composición en aminoácidos.
Problemas en la dentición
Los años también pasan para los dientes de los caballos. Con un desgaste normal, pueden aparecer problemas tales como pérdida de piezas dentales o deterioro de la superficie de éstas. Durante el crecimiento normal de los dientes, la superficie mordedora se desgasta a la vez que el diente continuamente está saliendo de la mandíbula; el resultado son unas raíces dentales más cortas con el tiempo. Así, la raíz de un diente de un caballo viejo puede acortarse tanto que acabe por soltarse. Por ello, es necesario suministrar los cuidados que eviten que el diente se salga en exceso. Inevitablemente, habrá dientes que caigan o deban ser arrancados -si están podridos o infectados. Además, si no se prestan las atenciones requeridas, pueden aparecer irregularidades sobre la superficie de éste que, con los años, interfieran en la masticación. En otros casos, los caballos que han perdido los incisivos presentan problemas para arrancar las briznas de hierba; pastar se convierte, entonces, en un inconveniente para ellos. En cambio, esta misma acción es muy positiva para los sujetos que tienen problemas en los molares ya que la hierba es un alimento fácil de digerir incluso si no ha sido convenientemente masticada. Ganchos y puntas pueden irritar la mucosa bucal provocando dolor. Los caballos viejos tienden a tolerar peor el dolor por lo que un problema en la boca puede serles más molesto que a los ejemplares jóvenes. En consecuencia, un par de exámenes dentales al año son lo más adecuado para un animal de más edad.
Los problemas dentales son también la causa que muchos équidos mayores tengan problemas de atragantamiento. Un caballo puede atragantarse con cualquier tipo de comida si no se toma el tiempo o no tiene la habilidad de masticar convenientemente antes de tragar. Además, y agravando el problema, la producción de saliva está relacionada con la masticación, así, un individuo con problemas dentales que no mastique bien tampoco producirá suficiente saliva y, en consecuencia, habrá menos lubricante facilitando el paso del alimento hacia el estómago. El resultado, en cualquier caso, es el atragantamiento. Una situación que puede ser pasajera o convertirse en algo muy grave. Asegurarse que el caballo cuenta con una dieta adecuada a su estado dental hará que la hora de la comida sea mucho más placentera.
Estrés en el entorno y en la manada
Los caballos viejos no toleran los cambios en su entorno con demasiada facilidad. Para ellos ser reubicados en otra cuadra o, incluso, en otro pasto puede resultar muy estresante (sobre todo si ello implica una variación en cuanto a sus compañeros habituales). Algunos ejemplares exteriorizan esta desazón con una pérdida perjudicial de peso hasta ajustarse a la nueva situación. Los caballos de más edad suelen ocupar el último escalafón en la jerarquía de la nueva manada y pueden llegar a pelear por la comida si un individuo agresivo les impide alimentarse. Se aconseja observar atentamente la alimentación del équido mayor si la dieta del grupo se basa en heno o grano para prevenir, de este modo, problemas de pérdida perjudicial de peso.
Por otro lado, los cambios de temperatura, particularmente el frío en invierno, también se hacen más difíciles de soportar cuando el animal llega a una cierta edad. Esta acusada sensibilidad al frío puede deberse a la pérdida de grasa corporal del cuerpo que, generalmente, actúa como un aislante térmico. O también a cambios en la producción de hormonas que regulan la habilidad del sujeto para aclimatarse al frío y calor externos. La digestión de fibra en el intestino produce calor que contribuye a mantener una buena temperatura corporal en invierno. Si se reduce la ingesta de dicha fibra, también disminuirá el calor interno producido. En ese caso, es necesario contar con refugios en el pasto para que los caballos viejos puedan resguardarse.
En invierno, el caballo suele disminuir la cantidad de agua que bebe puesto que con la ingesta de líquido disminuye su temperatura corporal interna. Así, no es inhabitual que los équidos sufran un cólico como consecuencia de esta auto deshidratación. Para evitarlo, el propietario debe procurar que sí se produzca una toma suficiente de agua entre la manada. ¿Cómo? Alimentando a los caballos con comida empapada en agua caliente o añadiendo sal en su dieta. De este modo, aumentará la toma de líquido incluso entre los sujetos más maniáticos.
Asimismo, el dolor puede ser tan molesto que se pierda todo deseo de comer. La principal fuente de dolor entre los ejemplares de mayor edad suele ser la artritis. Para minimizar el sufrimiento, se recomienda que el sujeto se ejercite tan solo según su voluntad. Además, teniendo en cuenta que las articulaciones se vuelven rígidas si el caballo está encerrado en el box doliendo muchísimo más al volver a ser activadas, se aconseja dejar al ejemplar en el exterior durante todo el año. La instalación de un refugio en este caso será lo mejor. Por otro lado, el caballo viejo puede recibir suplementos alimenticios específicos para las articulaciones o medicamentos suaves que mitiguen el dolor. Un herraje correcto puede contribuir a aliviar una presión innecesaria sobre los miembros.
Enfermedades de senectud
Cuando llega la vejez, los desórdenes y enfermedades propias de la edad pueden convertir el día a día en un auténtico reto para el caballo. La pérdida continua de peso puede darse como resultado de la toma de medicamentos para combatir infecciones crónicas, atrofia de la glándula adrenal, fallos en el hígado y/o en los riñones. Otros problemas que suelen sufrir los sujetos senior son anemias, depresión del sistema inmunológico y problemas de alergias respiratorias. También se observan con frecuencia tumores como melanomas en la piel (muy común en caballos tordos). Los tumores también pueden aparecer en el tiroides o en las glándulas pituitarias ocasionando que el pelaje se vuelva espeso y rugoso. Estos síntomas pueden, por otro lado, indicar el síndrome de Cushing. Los ejemplares con atrofia adrenal o fatiga adrenal tras un invierno especialmente duro beberán de forma excesiva y no mantendrán el peso con facilidad. El tratamiento, en ese caso, implicará la administración de corticoides. Un análisis de sangre determinará si el équido padece anemia, infección crónica o problemas en riñones o hígado. La anemia se puede tratar vía administración de vitamina B; la infección crónica y la disminución de defensas pueden contrarrestarse mediante el suministro de suplementos de vitamina C. Además de la pérdida de peso, otros síntomas de fallos renales o hepáticos son la falta de apetito, letargia y micciones frecuentes. La dieta para sujetos con fallos hepáticos deben ser pobres en proteínas y no contener grasas añadidas. Para los problemas de riñón hay que limitar la ingesta de calcio: la alfalfa, en consecuencia, debe omitirse. Se han observado altos niveles de cálculos renales en los caballos viejos alimentados únicamente con alfalfa. En cuanto a los problemas respiratorios, la mejor forma de minimizarlos es no exponer al individuo a los agentes asaltantes de los pulmones manteniendo los alimentos libres de polvo limpiando los bebederos y comederos antes de servir la comida. Para la cama, usar productos que no atrapen el polvo.
La nutrición del caballo senior
La fibra es una parte vital de la dieta del équido puesto que sin los aportes adecuados pueden aparecer problemas en el tracto digestivo. Tener problemas dentales o anorexia puede suponer un reto para garantizar la toma de dicho alimento. Los caballos viejos prefieren tomar hierba fresca aunque hayan perdido algún molar, ya que ésta es más fácil de masticar y, por tanto, de digerir. El ciclo que suelen seguir estos équidos es el siguiente: ganan peso en primavera, verano y otoño, cuando la hierba es abundante y lo pierden en invierno, ante la falta de ésta. Los problemas surgen, entonces, al alimentar a un individuo de edad únicamente con heno como fuente de fibra. Si su dentadura no está en buen estado, no podrá masticar correctamente este alimento y, en consecuencia, no digerirá de modo adecuado la energía y otros nutrientes.
Signos de que la ingesta de heno puede ser un problema: el animal toma poca cantidad de comida y la enrolla y “marea” dentro de la boca. Para estos casos, el mercado ofrece formas alternativas de suministrar fibra. Es posible adquirir cubos mixtos de hierba y alfalfa, maiz y alfalfa o alfalfa. La fibra se tritura y compacta en un cubo por lo que parte del trabajo de masticación ya está hecho previamente. Si, aún así, estos cubos siguen siendo demasiado duros para los caballos viejos, pueden empaparse en agua para reblandecerlos. La fibra triturada y embalada se forma con heno cortado en trocitos de media o 1 pulgada. Suele llevar mucho polvo por lo que humedecerla antes de servirla puede ser muy útil para los caballos con problemas respiratorios. Por otro lado, también hay granulados de heno más fáciles de digerir todavía. La pasta de remolacha es otra fuente más de fibra disponible en el mercado. Puede empaparse para facilitar su masticación.
La mayoría de los alimentos para caballos senior que ofrece el mercado cuentan con algún tipo de fibra incluida, ya sea alfalfa, soja, pasta de remolacha o una mezcla de los tres ingredientes. Estos preparados específicos tienen un mayor aporte energético que los concentrados normales porque reemplazan una parte de la fibra y de los granulados de la dieta del équido.
Una dieta senior bien formulada debe contener granulados procesados en formas que sean mucho más digeribles: por ejemplo, al vapor, en copos o en rollitos. Los concentrados deberían tener un porcentaje de fibra superior al 12% y de entre el 12 y el 16% de proteínas provenientes de una fuente de alta calidad como la soja. Pueden incluir grasas (4 al 6%) para aumentar el valor energético del producto. Algunos caballos viejos pueden alimentarse con cualquier tipo de fibra aunque no sería lo ideal si hay problemas de masticación. También hay que tenerlo en cuenta en el caso de ejemplares con dificultades respiratorias (deben comer alimentos empapados). Por otro lado, también hay que tener en cuenta que el alimento sea apetitoso incluso para el caballo más caprichoso. Añadir levadura mejora la digestión de la fibra y el fósforo. Asimismo, el aporte de vitaminas y minerales debe ser mayor debido a la disminución natural de la eficiencia digestiva. Finalmente, repartir las comidas en más tomas de menor cantidad es otra buena idea: por ejemplo, fraccionar las tomas en tres o cuatro diarias. Y usar prebióticos y otras ayudas digestivas (levaduras, encimas, bacterias) mejora la actividad intestinal.
Suplementos
Cuando la ingesta está limitada por problemas dentales o falta de apetito, puede ser interesante suministrar una dieta más concentrada. Aumentar la cantidad de grasa en el caballo de más edad es bueno puesto que le sirve como fuente de energía. Pero, antes de proceder, conviene evaluar el estado de sus funciones hepáticas ya que todos los componentes grasos son filtrados por este órgano tras la absorción. Así, si el hígado está bien, no debe haber ninguna razón para que el ejemplar mayor no pueda beneficiarse de este aporte extra de energía. El aporte de grasa puede realizarse bajo la forma de aceites (de maíz, soja, linaza o trigo) o en polvos. Es muy interesante optar por el salvado de arroz, puesto que es una fuente que combina fibra y grasa. A diferencia del salvado de trigo, el de arroz contiene un 20% de grasa y fibra altamente digerible siendo, así, un excelente producto que añadir a la dieta del caballo mayor. También contiene el antioxidante gamma-oryzanol El salvado de trigo Equi Jewel tiene, además, la ventaja de contener calcio en correcta proporción con el nivel de fósforo cosa que es esencial para la absorción y uso de estos minerales.
Algunas de las investigaciones realizadas en caballos viejos han observado que los niveles de vitamina C en sangre en estos ejemplares son menores que en individuos jóvenes. Si ello significa que los équidos senior son deficientes en vitamina C es algo que, por el momento, se desconoce. El aporte de suplementos de vitamina C (20 g por día) mejora la reacción de los anticuerpos a las vacunas en los caballos de edad avanzada. El suplemento de vitamina C en los equinos se produce de forma natural en el hígado a partir de la glucosa. El hecho que haya niveles bajos en sangre puede ser el resultado de una deficiente producción de la encina que contribuye a convertir dicha glucosa en vitamina C. Sea como sea, los ejemplares viejos con infecciones crónicas o con las defensas bajas se beneficiarán de un aporte extraordinario de esta vitamina. Debido a que los suplementos de vitamina C no se absorben bien en los intestinos del caballo, deben dársele más de 5 g por día de modo a que realmente tenga efecto en los niveles en sangre.
Conclusiones
Gracias a que, hoy en día, se está mucho más concienciado en lo que concierne a la alimentación y cuidados que debe recibir un équido senior, sus opciones de sobrevivir más años han crecido mucho con respecto a un siglo atrás. Los lazos afectivos que se crean entre un ejemplar y su amo son tan fuertes que motivan al segundo a trabajar para cubrir las necesidades de los primeros en cuanto a salud y confort. Realizar ajustes en la rutina de cuidados, en su entorno y en la gestión de su dieta puede ayudar a conseguirlo.
Publicado con el permiso de la revista "EL Mundo del Caballo"